3. Comprueba la posición antes de empujar. Endereza las piernas, baja los codos y apriétalos contra el torso. Asegúrate de que el cuerpo de la kettlebell presiona contra tu antebrazo y hombro y la horquilla contra tu pecho.
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También puedes doblar las manos en un “bloqueo” – esto asegurará una posición más estable de las pesas sobre el pecho y te permitirá descansar entre las aproximaciones largas.
Para realizar el bloqueo, coloca una horquilla de la kettlebell encima de la otra. Cubre ambas con los dedos de una mano y coloca la otra encima. Las horquillas deben colgar de la base de los pulgares.
Flexiones clásicas con kettlebell: coloca las manos en posición de bloqueo
4. Flexiona suavemente las piernas por las rodillas, bajando en cuclillas. Muévete no sólo hacia abajo, sino también ligeramente hacia delante para mantener la posición del cuerpo.
Con un movimiento brusco y rápido, estira las piernas y ponte de puntillas. Empuja las kettlebells hacia arriba y, cuando salgan volando, flexiona las piernas bruscamente, poniéndote en cuclillas, al tiempo que estiras los brazos.
Gracias a este movimiento no tendrás que empujar las kettlebells hasta el punto más alto: las cogerás con los brazos estirados y ahorrarás fuerzas.
5. Endereza las piernas y fija la posición. Dobla ligeramente la parte baja de la espalda y tira de la pelvis hacia atrás – esto aliviará los músculos de la parte delantera del muslo. Asegúrate también de que el peso se distribuye por todo el pie, no sólo por los dedos. De lo contrario, tus pantorrillas se obstruirán muy rápidamente.
6. Flexiona los brazos por los codos y baja las pesas hasta el pecho, apagando la inercia con una ligera sentadilla. Asegúrate de que los codos se mueven por delante del cuerpo, no los separes hacia los lados.
Con el tiempo, intenta que la suelta de la kettlebell sea brusca, para que tus brazos se esfuercen lo menos posible: un descenso suave gasta mucha energía y sobrecarga tus hombros.