4. Hable con su pareja
Muy a menudo damos a nuestro ser querido lo que queremos recibir nosotros. Pero basta con pedir lo que uno necesita.
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Si estás cansado de escuchar a tu pareja y no recibir la misma atención a cambio, háblalo. Si sientes que estás mucho más ocupado con las tareas domésticas, pídele a tu pareja que prepare la cena. Deja de esperar a que la situación cambie: toma la iniciativa.
5. Pida, no exija
Pedir que se satisfagan tus necesidades no es lo mismo que exigir. Puedes decir lo que quieras, pero tu pareja sigue teniendo derecho a establecer sus propios límites y decirte hasta qué punto está dispuesta a satisfacer tus expectativas.
Para que una relación sea feliz, deben notarse todas las necesidades de la pareja, pero no necesariamente deben satisfacerse todas.
Si decides satisfacer los deseos de tu pareja, debes hacerlo gratuitamente, sin esperar nada a cambio. Y si no se puede o no se quiere, es mejor negarse inmediatamente. De vez en cuando decir “no” es un acto de autoconservación y de defensa de tu derecho a seguir siendo tú mismo.
Además, también es importante la forma de dar a conocer tus necesidades:
Intenta hablar con calma y seguridad. Esto aumentará las posibilidades de una reacción favorable de tu pareja.
Sea claro sobre las circunstancias y evite las palabras “siempre” y “nunca”.
Utilice el pronombre “yo” en lugar de “tú”.
Relacione cada sentimiento con su necesidad correspondiente: un sentimiento es una necesidad.
Recuerda que una sola persona no puede satisfacer absolutamente todas tus necesidades. Una relación sana es una serie de “intercambios de favores”: damos, recibimos y volvemos a dar. La cuestión es otra. ¿Qué estás dispuesto a dar a tu pareja y qué necesitas recibir para mejorar no sólo tu relación, sino también a ti mismo?