3. Proyección
Es la transferencia de los propios sentimientos, deseos, pensamientos a algún objeto del exterior. A la persona le puede parecer que no tiene la culpa de haber hecho lo que hizo, que no es lo que quería hacer, que no tenía otra opción. Porque puede ser doloroso admitir que podría haber hecho una elección diferente, pero eligió ésta.
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Por ejemplo, un hombre se emborracha en un bar y pone los cuernos. Y le iba bien en su familia. Pero cuando se despierta por la mañana, tiene que elegir: asumir la responsabilidad y admitir su acción o decidir de repente que su mujer es realmente mala y que por su culpa su matrimonio está destruido desde hace tiempo.
4. Sustitución
Es la transferencia de los propios sentimientos y necesidades a otra persona más segura.
El ejemplo más común es la sustitución del objeto de la agresión. Por ejemplo, un hombre volvía a casa en coche y fue parado por un policía de tráfico, en opinión de nuestro protagonista, sin motivo. No se atrevió a pelearse con el policía, pero estaba enfadado. Así que en casa gritó a los niños. Es decir, el enfado escurrió, pero sobre quien no puede responder.
5. Racionalización
Implica que una persona busca explicaciones a sus actos para evitar emociones desagradables.
He aquí un ejemplo sencillo: un hombre intenta ligar con una chica, pero ella le rechaza. Inmediatamente la llama fea y zorra. Es ilógico: si fuera una zorra, no se negaría, y a él no le interesaría una fea. Pero esta explicación ayuda a creer que es algo que le pasa a la chica, no al hombre.
Es decir, los argumentos a la hora de racionalizar no serán necesariamente lógicos y razonables, lo importante es que estén ahí y que te permitan no enfrentarte al dolor de la situación.